Ayer sucedió un hecho inusual en la política colombiana de los últimos tiempos: El presidente Juan Manuel Santos y el expresidente Álvaro Uribe asistieron a la Asamblea del Partido de la U, de manera separada, sin verse la cara el uno al otro. Ambos tenían sendos turnos en el orden de la agenda. El primero en llegar y hablar fue Uribe, quien al concluir su discurso, presentó excusas y se retiró. Minutos después, llegó el presidente Santos, quien pronunció el discurso de clausura.
En noviembre del año pasado, escribí el apunte titulado El tándem Uribe-Santos, ¿llega a su fin? Es impresionante que uno de los dúos dinámicos más importantes de la política latinoamericana se haya separado como consecuencia de las diferencias personales. Fue Álvaro Uribe el que auspició la candidatura presidencial de Juan Manuel Santos. Ambos fundaron el Partido de la U. Sin embargo, el poder se ha encargado de separarlos. En una lucha fatricida. Solo por la prensa se filtra lo que cada uno dice del otro, y es sencillamente, un espectáculo triste y penoso. Los dos hombres que, independientemente de las diferencias que uno pueda tener con ellos, que han trazado el rumbo de Colombia en la última década y media, no puedan encontrarse ni saludarse, dice mucho sobre la ausencia de madurez en ambos.
Durante su intervención, Uribe atacó duramente a Santos. Y lógicamente, Santos se defendió de las críticas de Uribe. Todo esto, delante de los asambleístas del partido, quienes, salvo algunas excepciones, se mantuvieron en sus asientos con respeto ante ambos líderes.
Lo interesante es que, ambos no tienen funciones ejecutivas partidarias, por lo que el Partido de la U funciona aún dentro de las diferencias. Incluso, ayer, el partido eligió nueva directiva con un claro mensaje:
«Los dos (Santos y Uribe) son miembros carnetizados del partido, de manera que es muy importante tenerlos activos, siempre son necesarios referentes para el país… Los partidos deben tener instancias de deliberación y de democracia interna y es importante que se escuchen todas las voces para que se tomen las mejores decisiones. Inicia una nueva deliberación y lo importante es que en la nueva dirección están representados todos los matices y los sectores que integran la U”.
Al margen del extraordinario desarrollo económico e institucional de Colombia, el gran logro de Uribe y Santos ha sido la seguridad democrática que se respira en Colombia. Uribe contuvo y redujo a las FARC y mantuvo serias confrontaciones diplomáticas con Chávez, Castro y Correa. Santos ha dado continuidad a esa política, pero abriendo el diálogo directo con las FARC, y renovando las relaciones diplomáticas con Venezuela, Cuba y Ecuador. Ambos, Uribe y Santos, son aliados estratégicos de Estados Unidos.
En virtud del mandato constitucional, Uribe no puede optar más por la candidatura presidencial. Santos, por su parte, puede optar por la reelección en 2014. Santos es presidente. Uribe es expresidente. Parece que Uribe se resiste a vivir como «expresidente», y prefiere estar en el combate diario y permanente, lo cual es su derecho. Lo que ambos no pueden hacer es someter a toda la militancia de un partido a sus respectivos designios. En eso, el Partido de la U está consciente de su responsabilidad.
Desde estas latitudes, contemplamos esta lucha desde el poder por el poder. Debemos vernos en ese espejo. Con muchas lecciones por aprender.
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